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martes, enero 27, 2015

No tengo tiempo para odiar


Por Jimena Sánchez Fernández



Si hay algo que el ser humano nunca podrá olvidar, es la serie de atentados en contra de sus similares porque su manera de trascender, no proviene del mismo libro. La intolerancia religiosa ha permanecido y permanecerá en la historia, como una plaga que no conoce de fronteras y nacionalidades; prueba de esto es que la mayoría de los conflictos más importantes durante la existencia del hombre, han sido causados por la misma.
Es cierto, se podría pensar que al ser algo con lo que se ha aprendido a sobrevivir, no debería de requerir la atención de la gente, sin embargo, hoy en día existe algo que hace que el odio hacia determinado grupo se extienda a nivel mundial: los medios masivos de comunicación. El hecho más reciente estuvo situado en París, en las oficinas del semanario Charlie Hebdo; en donde 12 personas murieron a manos de extremistas del Estado Islámico, escudados en la ofensa de las publicaciones que muestran elementos y personajes de su religión, en calidad vergonzosa y ofensiva.
Medios y redes sociales estallaron en segundos, rebatiendo que la libertad de expresión había sido pisoteada y “#JeSuisCharlie” se convirtió en la frase más popular en Internet. Como ésta, numerosas fechas se recordarán como momentos en los que terroristas “musulmanes”, atentaron contra la vida y la integridad de países democráticos, practicantes de otra religión.
¿De verdad todos los musulmanes son terroristas? La respuesta es simple, no; de la misma manera que no se pueden generalizar los conceptos generados en torno a otras religiones. Cada una de estas acepciones, nace de la falta de educación y de conocimiento de la población en general, en donde la opinión de los medios de comunicación, participa de manera poco objetiva.
Es aquí en donde entra el momento de actuar de una generación más abierta y consciente de los problemas de la sociedad. No será una cuestión aislada en la que maestros y demás adultos nos recalquen la importancia de que las nuevas generaciones se conviertan en profesionistas y seres responsables y respetuosos; ni tampoco la necesidad de que surjan contenidos de calidad que nutran los actuales medios, para que se forje una opinión pública más enriquecida y certera.

Es cierto, la mayoría del tiempo no se le encuentra sentido a sus palabras, pero pruebas no faltan para darse cuenta de que, en los jóvenes, están las respuestas para la solución de tantos conflictos que poco a poco conducen a la civilización humana a un punto en el que podrían ya no tener solución. Hay que entender que nuestra generación ya no tiene tiempo para odiar, sólo de actuar.

3 comentarios:

  1. bueno,
    el articulo tiene un muy buen titulo ya que no hay porque odiar y el titulo no tengo tiempo para odiar es una muy buena forma de interesar a tu publico, pero bueno el hashtag que usaste fue un hashatg que describía los sucesos pasados en Francia no creo que fue una buena forma de poner el frase mas popular; pero bueno tenes un buen articulo de como hacer ver a las personas que no por ser la religión que sean deben de ser malo.
    buen articulo falta referencias.
    Elvira R.

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  2. yo creo que no podemos generalizar en las religiones por unos cuantos que hayan cometido malas acciones y creo que debemos de respetar ya que cada quien es libre de creer en lo que piensa que es su verdad,

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  3. Muy interesante Jime! La infografía complementa muy bien el texto!

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